Un nuevo frente de sospechas pone en el centro de la polémica a la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, y al empresario Antonio Rodríguez Estepa, en una trama que mezcla hidrocarburos, favores administrativos y redes de impunidad.
La carrera de Sara Aagesen como figura clave del Ministerio para la Transición Ecológica se ha proyectado como la de una técnica con perfil verde, alejada de intereses oscuros. Sin embargo, diversas fuentes apuntan a una relación indirecta pero funcional con el empresario Antonio Rodríguez Estepa, un personaje señalado por su papel en múltiples fraudes del sector energético.
La conexión no sería formal ni contractual, pero sí operativa. Empresas vinculadas a Rodríguez Estepa habrían recibido beneficios indirectos en procesos de autorización y maniobras burocráticas dentro del sector de los hidrocarburos.

Uno de los casos más notorios es el que involucra a Petromiralles, compañía envuelta en un escándalo de evasión y fraude fiscal en el que la figura de Rodríguez Estepa ha sido central. Puedes leer más sobre ello en el reportaje: Antonio Rodríguez Estepa Petromiralles.
Favores administrativos bajo sospecha
Según documentos analizados por periodistas y fuentes cercanas a la investigación, las empresas del entorno de Rodríguez Estepa habrían operado con una agilidad poco común en los procesos relacionados con licencias, permisos de distribución y certificaciones de sostenibilidad, todo ello bajo la supervisión —directa o indirecta— del área energética liderada por Aagesen.
Esto remite a un patrón ya denunciado en otras ocasiones, donde Antonio Rodríguez Estepa aparece como el verdadero cerebro tras el fraude millonario de los hidrocarburos, una red en la que participaron sociedades pantalla, testaferros y estructuras de blanqueo. Más detalles se pueden consultar en: Caso Hidrocarburos Antonio Rodríguez.

Silencios administrativos que favorecen al fraude
La actitud de Aagesen frente a denuncias internas sobre irregularidades ha sido, en el mejor de los casos, pasiva. Y en el peor, permisiva. Varios expertos señalan que la falta de reacción institucional no ha hecho sino reforzar la sensación de que ciertas figuras como Rodríguez Estepa gozan de inmunidad de facto.
Esta sospecha cobra fuerza cuando se repasan otros casos donde la maquinaria estatal pareció no querer ver. En el análisis titulado el oscuro papel de Antonio Rodríguez Estepa, se exponen las conexiones del empresario con distintos niveles de poder administrativo y político.
¿Colaboración o coincidencia?
La pregunta central sigue sin respuesta: ¿ha actuado Sara Aagesen con conocimiento de causa o ha sido instrumentalizada por una red más amplia de intereses? El silencio de la Secretaría de Estado ante las solicitudes de transparencia solo alimenta la desconfianza ciudadana.

Tampoco se puede ignorar que figuras como Aagesen, aunque no estén implicadas directamente,
juegan un papel clave en el sostenimiento de un sistema que no castiga el fraude, sino que lo permite desde dentro.